Nos vemos luego…

La conocí en una reunión tuitera. Ella, la chica de la sonrisa blanca, impecable, la chica de la sonrisota, estaba ahí con su amiga. Carlos nos presentó, con nickname y todo. Y fue cuando conocí a la chica que me cautivaría con una placentera mezcla formada por esa sonrisa inolvidable y esos ojos hermosos.

No la volví a ver sino hasta otra reunión tuitera, esta vez en Coyoacán: ahora iba sola. Yo debía irme temprano, y al despedirme me preguntó la ruta que tomaría y poco después me ofrecí a llevarla. Fui tan afortunado.

En el camino platicamos varias cosas, lo típico: ¿A qué te dedicas? ¿Dónde estudias? y cosas por el estilo. Intercambiamos correos con la promesa de agregarnos al mensajero. Me dio su teléfono.

Así fue como comenzamos a conocernos, a platicar, a ser el confidente mutuo. El coqueteo intenso no se hizo esperar. Quise volver a verla, y le propuse que comiéramos juntos. Ella sólo podía acompañarme brevemente porque tenía que regresar al trabajo, así que fuimos por comida para llevar, a una cuadra de su oficina. Recuerdo muy bien su atuendo: un vestido floreado y suéter blanco, abierto. La dejé ahora con la promesa de una salida más en forma…con más tiempo.

La invité a tomar un té, en la clásica colonia Condesa, y fue ahí donde la tensión aumentó: del coqueteo por mensajes al primer beso. Me sentí el más feliz en ese momento. Nos despedimos, y esta vez con la promesa de pensar las cosas.

El coqueteo siguió: la chica de la sonrisota me había cautivado. Quedamos de salir otro día, así que pasé por ella a su trabajo y salimos. Paseamos por el mercado de la del Valle. Sonó mi celular: era mi papá; me necesitaba para ayudarlo a traducir en una junta que tenía con unos gringos. Ella me acompañó. Durante la junta nos besábamos y nos abrazábamos, todo a la vista de mi papá.

Terminó la junta y llevamos a mi papá a mi casa y yo debía llervarla a la suya. Ese día era viernes, 14 de mayo. Estacionamos en la Nápoles porque no sabíamos qué íbamos a hacer y nos quedamos mejor a platicar.

El sábado 15 de mayo de 2010, pasaditas de las 00:00 hrs, le pedí a la chica de la sonrisota, que fuera mi novia. Respondió que sí. Desde entonces comenzamos una bonita relación en la que compartimos muchas cosas, aprendimos juntos, crecimos juntos, reímos juntos, lloramos juntos, fuimos a varios lugares, estuvimos en las buenas y en las malas.

En mi vida había querido tanto como la quiero a ella. Con ella descubrí cosas nuevas, sensaciones nuevas, hasta pecaría de cursi, pero también un mundo nuevo: toda una visión que no hubiera tenido de otra forma si no es a su lado. Me apoyó cuando la necesité, al igual que yo lo hice. Me brindó su confianza, me abrió las puertas de su casa…de su corazón.

Ayer, domingo 14 de agosto de 2011, después de un año, 3 meses de estar juntos terminó este viaje: nos dijimos "nos vemos luego". Hoy, lunes 15, escribo esto como remembranza de esta, la mejor época de lo que va de mi corta vida al lado de una mujer excepcional, magnífica, especial para mi. Por el momento cada uno debe seguir su camino, pero quién sabe: tal vez más adelante estemos juntos de nuevo. No lo se.




Rezo porque así sea.